Después de la comunidad judía, los Testigos Cristianos de Jehová fueron el grupo que, en proporción a su número de miembros, pagó a la barbarie nazi el tributo más elevado.
Fue la única confesión religiosa que recibió un distintivo propio por oponerse a la ideología nazi hasta las últimas consecuencias:
el triángulo púrpura.
Fueron los únicos a los que se ofreció una escapatoria. Con solo firmar una declaración de lealtad a Hitler en la que se decía que renunciaban a sus creencias, podían salir en libertad. La inmensa mayoría prefirió no firmar, prefirió sufrir persecución a transigir.
El 97% de los Testigos de Jehová fueron perseguidos de un modo u otro.
Las cifras hablan por si mismas...Deportados y encarcelados: c. 10.000
Muertos por malos tratos: c. 2.500
Sentenciados a muerte: 253
Niños arrancados de sus padres (casos conocidos): 500
Pérdida de empleo: 1.687
Pérdida del negocio propio: 284
Pérdida del hogar: 735
Prohibición del régimen a ejercer el propio oficio: 457
Confiscación de propiedades: 129
Negación de la pensión: 826
Personas que sufrieron otras pérdidas personales: 329
Matrimonios disueltos por presión de los funcionarios: 30
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